
Seguro que los seguidores de series coreanas estáis familiarizados con una escena que yo denominé en mi primera novela ( La Carta Coreana) como «EL MOMENTO TIRITA», porque es un recurso usado a menudo por los guionistas para que los personajes muestren su afecto y preocupación por el otro. Es un gesto desbordante de ternura y emoción, que les permite un roce físico, tan ligero y superficial como suele ser el rasguño que causa su preocupación.
Puede parecer algo sobre reaccionado, un recurso narrativo excesivo, pero lo cierto es que, detrás de la creación de las tiritas hay, en verdad, una bonita historia de amor que descubrí casualmente al buscar la etimología para traducir mi primera novela al inglés.
El inventor de las tiritas fue un joven de 28 años que trabajaba como comercial para una famosa empresa de productos farmacéuticos
Llevaba poco tiempo casado y estaba muy enamorado de su mujer, un poco patosa para las las tareas domésticas, por lo que raro era el día que no se hacía algún corte. El joven marido la observaba intentar frenar la hemorragia con un poco de algodón y un trozo de esparadrapo, de las muestras que él tenía por casa, aunque este remedio casero solía soltarse al poco tiempo
De su preocupación por su joven esposa, surgió el invento de la cinta adhesiva con la gasa de algodón incorporada (band aid)
«Tirita» fue el nombre dado en español al invento, porque «tira» es una pieza larga y estrecha y tirita es su diminutivo. En Hispanoamérica las llaman «curitas», que supongo es hacer una cura pequeña. En ambos casos, ambas palabras evocan un gesto pequeño, de atención al otro y el deseo de evitarle un mal mayor. Por eso, en su simplicidad, me encantan esas escenas en los Kdramas en que el mundo parece detenerse para apreciar, en cámara lenta, la urgente necesidad de atender a la persona a la que quieres.
He intentado encontrar un «momento tirita» que guarde una analogía similar en el cine o literatura occidental, sin conseguirlo, porque quizás, para nuestra mentalidad, las «tiritas» se asocian al cuidado de los niños y sus travesuras. De hecho, el éxito de las tiritas se debió a que la farmaceútica americana se las regaló a los «boy scouts» para popularizarlas.
Quizás, en los los Kdramas se tiende a infantilizar un poco a los personajes adultos para mostrar su amor como algo puro y nuevo, que despierta emociones que todos recordamos haber sentido.
Quizás, ese «momento tirita» simplemente busca confortarnos de las pequeñas heridas de la guerra cotidiana de sobrevivir a cada día y de la lacerante ausencia de afecto real en este mundo virtual y falto de afectos sinceros en el que vivimos.
Quizás nos recuerda la sorpresa, seguida de miedo, de ver nuestra sangre brotando de nuestro cuerpo y el alivio al sentirla detenerse. Y es que, yo creo que eso es el AMOR: no una felicidad entendida como ausencia de dolor o tristeza. El amor es saber que la vida dolerá, te lastimará, y aún así, siempre habrá alguien atento para ponerte una tirita en cuanto perciba la más mínima señal de tu sufrimiento. Alguien que no podrá evitar que te lastimes, o te lastimen, pero hará todo lo posible para que tu pequeña herida cure lo antes posible.