Ángela es una joven con un mundo interior muy rico, lleno de libros, sueños y afectos, que comparte con sus seguidores en su cuenta de Instagram, entre divertidos cambios de color de su cabello, los últimos éxitos de Taylor Swift y su pasión por los actores y cantantes coreanos.

Cuando escribí «La carta coreana», una novela inspirada en los K-dramas, Ángela escribió una reseña preciosa en la que me declaraba, desde ese momento, «su escritora favorita», lo que me sorprendió mucho, pues al ser mi primera novela, desconocía que podía despertar tantas emociones en los lectores.

Mi segunda novela, «Los peregrinos de Corea» podía, en cambio, no gustarle a Ángela. Yo temía decepcionar ese entusiasmo romántico de su edad y a la vez, pensaba que, tal vez, jóvenes como Ángela, igual que mis hijos, podían necesitar novelas de amor que, además, les aporten alguna reflexión sobre sus elecciones; su fe y les despierte su curiosidad por viajar a lugares que custodian un gran legado espiritual.

La novela, recién editada, viajó al otro lado del charco, dio una vuelta por un par de países por un error en las direcciones y finalmente llegó a sus manos, dedicada, con todo mi efecto y en el fondo, temiendo defraudarla.

Quizás, a los escritores noveles nos falta algo de fe en nuestros lectores y yo deseo que, a todos los libros les espere, al menos, una lectora como Ángela.

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«He culminado esta historia con una gran sonrisa. Esther tiene ese don con sus escritos. Hace que acabes con una sonrisa, no importa cómo sea el final de la historia.

Sí, que me demore un poco en terminarlo, y la verdad no esperaba nada de lo ocurrido a excepción de algunas cosillas que no diré para que así se adentren a buscarlo y leerlo. *risas*

Desde que conocí los escritos de Esther he quedado enamorada porque muchas de las cosas que dicen o hacen sus personajes porque son cosas que yo personalmente haría o diría hasta incluso pensaría. Este libro y esta historia son realmente una pasada. El cómo abunda en diferentes temas que te mantienen atento de seguir aprendiendo. Para mí, se hace muy presente la famosa frase “Dios obra por senderos misteriosos” y de cómo se apoderan de ti esa ganas de visitar la hermosa tierra de Murcia y encontrarte con gente tan bonita.

Los temas que toca esta novela son varios y son muy importantes. A pesar de que por el título uno se puede dejar llevar de que sólo habla de coreanos, también habla de la fe, de cómo en ocasiones nos preguntamos “¿cuál es nuestra verdadera vocación?”, y sin olvidar que también tenemos momentos de infarto en los que suspiraras, reirás y sobre todo imaginarás como una película viviente en tu mente. Al menos así estaba yo.

He reído y suspirado tanto que he tenido que parar de leer para poder procesar cada palabra. Jaja… suena dramático, pero suelo meterme bastante en la historia. Candy es una chica increíble y lo último que dice me ha hecho reír demasiado porque no esperaba que lo dijera y Andrew pues… *suspira*

Estoy más que encantada con esta historia. Gracias Esther Campos, como siempre, por compartir tu imaginación y tus conocimientos al mundo. Gracias, por escribir tan bonita dedicatoria para mí (que aunque llego a otra parte del mundo por error) encontré a la persona y la compartió conmigo con mucho cariño.

Gracias a cada uno de los de los trabajadores de LABOR VIVA por tan hermoso trabajo siempre»